Barco en una botella
En un día de verano, una chica pasea por la orilla de un lago y
encuentra una botella de cristal con un barco de madera dentro. Es un barco
antiguo, de esos que tienen velas, no sabe mucho de barcos, así que no puede discernir
qué tipo de barco es. Sin embargo, Alan sí que sabe de barcos, así que podría
enseñárselo. Recoge la botella y quita el tapón que tiene puesto. El barco no
se ha movido porque está fijado en la botella. Mira a través del agujero y ve
el frontal del barco con la proa apuntando hacia ella. Decide mirar por el culo
de la botella, se fija en que hay algo escrito en la popa: “Cautivo”. Imagina
que ése debe ser el nombre del barco. Cierra la botella y se la lleva con ella
con la intención de mostrársela a su amigo.
—¡Alan! –le llama–.
Alan acude a su encuentro. Al igual que Ana y Pedro, está cerca del
lago, pues habían organizado una merienda junto a María. María le enseña la
botella que ha encontrado.
—¿Dónde lo has encontrado?
—En el lago.
Alan le echa un vistazo general
a los laterales. Ve que se trata de un barco de tres palos y reconoce el tipo
de estructura. Se fija en que en la parte posterior pone algo.
—Es un galeón español. Aquí en la popa pone: “Errante”, debe ser su
nombre.
—¿Cómo? La popa es la parte de detrás.
—Claro, y pone Errante.
—Déjame mirarlo... –dice María tomando la botella y mirando la parte
posterior de la embarcación–. Pone Errante, es verdad. Pero cuando lo cogí por
primera vez ponía: Cautivo.
—Eso no puede ser, habrás leído mal.
—¿Cómo puedo leer mal y confundir Errante con Cautivo? ¡No se parecen
en nada!
—Pues no creo que las letras se hayan cambiado por arte de magia.
—No lo sé, no quiero el barco, me da mala espina.
—Es sólo un barco en una botella. Si tú no lo quieres, me lo quedo yo.
—Yo no lo quiero para nada, yo que tú lo devolvería al lago y lo
dejaría ahí. Quizá esté maldito.
—¿Un barco maldito? –se burla–. ¿En una botella? Me lo voy a quedar,
seguro que miraste mal…
Alan se aleja de María y deposita la botella en uno de los asientos
traseros del coche. Cuando regresa con María, ella está con Ana y Pedro.
—¿Te lo has quedado al final?
—Sí, está en el coche.
—¿El barco maldito está en el coche? ¡Yo quiero verlo! –Exclama
Pedro–.
Pedro va corriendo hacia el barco y mira por la parte de atrás. No lo
coge por si acaso, tan sólo lo gira para poder leer qué es lo que pone en la
parte posterior. Puede leer que pone: “Varado”. Al ver lo que ahora hay escrito
en la popa, llama a todos. Todos se reúnen en torno al barco que ahora está en
las manos de Pedro. Pueden leer que pone: “Errante”. Alan toma la botella y la
deja en el coche. Todos ven como, mágicamente las letras cambian a “Varado”.
Más intrigado que asustado, lleva el barco a la orilla del lago y lo deposita
allí. Las letras cambian a “Cautivo”, la primera palabra que vio María.
—¿Lo veis? ¡Está maldito! Dejad el barco ahí y no lo toquemos.
—No está maldito, ¡está atrapado! –contradice Alan–. De alguna manera
el barco siente lo que pasa a su alrededor. Si está en el agua o cerca del
agua, pone “Cautivo”. Si está alejado del agua pero en movimiento, “Errante”.
Si está parado lejos del agua, cambia a “Varado”.
—¿Eso qué significa? –Quiere saber Ana–.
—Que este barco está vivo de alguna manera y necesita nuestra ayuda.
—¿Cómo podemos ayudarle? –Se interesa Ana–.
—A mí todo esto me da miedo…
—¡Rompe la botella! Si está cautivo será por la botella –deduce
Pedro–.
—Uhm… no. Si fuese así, no cambiaría el mensaje cada vez que lo
alejamos del agua o lo dejamos quieto. Creo que tiene que estar junto con la
botella, pero no en un lago.
—Alan, ¿estás sugiriendo de lanzarlo al mar?
—Sí Ana, el mar es el sitio de un galeón, no un lago. La playa no está
muy lejos. En una hora podemos llegar hasta allí en el coche.
—Pero habíamos venido a pasar el día en el lago… ¡dejad el barco aquí!
—¡No! María, Alan tiene razón, tenemos que poner el barco en mar. ¡Yo
me apunto!
—Gracias Pedro.
—¡Yo también!
—¡Haced lo que queráis! Yo me quedo aquí hasta que regreséis. No voy a
estar en el coche junto a un barco maldito.
—No te vamos a dejar aquí tirada María, tienes que venir…
María se muestra reticente al comienzo, y permanece así un buen
tiempo. Finalmente los tres amigos consiguen convencerla y los cuatro, montan
en el coche con el objetivo de devolver el barco al mar. Alan lleva sobre su
regazo la botella con el navío. Ahora el mensaje que aparece en su popa vuelve
a ser: “Errante”. María lanza miradas recelosas de soslayo al inquietante
barco.
No ha habido ningún contratiempo en el trayecto y llegan sin percances
a la playa. Esa parte está desierta porque han elegido un lugar poco transitado
para llevar a cabo su labor. Se bajan del vehículo y cuando están en la orilla,
Alan tiende el barco a María para que haga los honores. Ella se niega y
entonces es él quien pone el barco en el agua. La proa apunta hacia el
horizonte. El barco parece cobrar vida y sus velas se hinchan como si fuesen
empujadas por el aire. Pero no hay ninguna corriente en el interior del barco,
el tapón de la botella impide que entre o salga aire de su interior. Aun así,
el barco comienza a navegar, con botella incluida hacia mar adentro. Se quedan
mirándolo, y entonces para su sorpresa algo más les maravilla. Una vez lejos de
la costa, el barco del interior adquiere la figura espectral de un galeón
español de tamaño real. En su popa puede leerse ahora en grande: “Libertado”. A
María se le escapa una lágrima y levanta la mano para despedirse del barco que
encontró a la orilla del lago. Alan pasa su brazo sobre sus hombros y sonríe.
Ana y Pedro despiden al barco efusivamente. Y finalmente, el barco se desvanece
en la distancia con la puesta de un sol estival como fondo.
Posdata: Parece que que no hay continuación de mi relato, así que no puedo enlazaros a nada, lo siento.
Posdata 2: Ahora ya hay continuación. Me ha tocado escribirla a mí, pero oye, algo es algo. Si alguien quiere leerla la tiene aquí: El último adiós .
Posdata: Parece que que no hay continuación de mi relato, así que no puedo enlazaros a nada, lo siento.
Posdata 2: Ahora ya hay continuación. Me ha tocado escribirla a mí, pero oye, algo es algo. Si alguien quiere leerla la tiene aquí: El último adiós .
¡Me encantó! Yo también pensé como María (romper la botella xD) pero finalmente encontraron la solución. Un relato que se deja leer por su sencillez y que, debido a su intriga, hace que sigamos leyendo hasta el final. Lo que más me sorprendió es que, debido a la confusión de su autora original, consiguieses continuar en esa persona escrita, y que quedase así de genial (yo no creo que pudiese haberlo hecho :P) Saludos.
ResponderEliminarMe gustó. Con una narración muy fluida e interesante, me moría de curiosidad por saber qué pondría en la popa una vez que lo dejasen en el mar. Un beso
ResponderEliminarUn relato bastante interesante. Me gustó mucho la historia que creaste en torno al barco
ResponderEliminarAntonio: Lel diste una muy buena continuación a la introducción de Willowgreen. Una historia hermosa, que puede que le suceda a algún ser que esté cautivo, tal vez de sus propios miedos.
ResponderEliminarSaludos: Doña Ku
¡Me encantó! Esa historia tan enigmática y llena de misterios, me sorpende por la simplicidad del párrafo y la narración con la que decidiste continuarla, creo que quedó un relato estupendo. ¿De verdad lo hiciste esa misma mañana? Jejeje por que te quedó genial.
ResponderEliminar¡Saludos! ^^
Muy sorprendente y original, me gustó que no estuviera "maldito", que más bien fuera algo mágico e inolvidable.
ResponderEliminarUn beso,
Ellora
Uff cuantos comentarios. Gracias a todos y a todas.
ResponderEliminarBess tuve algo de suerte, porque escribir de ese modo es parecido a escribir un guión para película y he escrito alguna cosilla parecida. Eso sí, alguna vez se me fue y escribí en pasado y luego me tocó cambiar todas las formas verbales jeje.
Osnolasaga, la verdad es que no sabía qué iba a poner en la popa al final, tenía una idea, pero no sabía exactamente la palabra. Al final fue un poco la historia quién decidió el final.
Ichabod Kag gracias, quería escribir algo en torno al barco, porque tengo una historia en mente en la que el barco juega un papel muy especial y me pareció una buena manera de practicar un poco antes de escribir esa historia.
Dora Ku la verdad es que sí, muchas veces estamos atrapados y necesitamos a alguien del exterior que nos eche una mano, pero no sabemos/podemos/queremos pedir ayuda. Menos mal que el barco tuvo suerte y encontró a alguien que le gustaban y pudo ayudarle.
Nina Benedetta lo empecé la noche anterior, pero ya muy tarde y sólo escribí las primeras líneas sin saber muy bien qué rumbo iba a tomar. La historia que ha resultado fue resultado de esa misma mañana.
Ellora James, casi hago que esté maldito, pero un poco por la limitación de la extensión, un poco porque lo veía muy clásico lo del barco maldito, y un poco porque no me apetecía que estuviese maldito, lo cambié.
De nuevo gracias. Un beso y un abrazo.
Me encantó. Pocos se tomarían tantas molestias para liberar a un barquito, así que tuvo suerte (al menos esta vez, quién sabe cuantos lo ignoraron de entrada o lo aventaron de regreso al lago creyendo que estaba maldito).
ResponderEliminarNo era un barco maldito, ¡era un barco fantasma! Me ha parecido una historia muy simpática, sencilla y a la vez intrigante. ¡Felicidades por tu imaginación!
ResponderEliminarSaludos.
ibso
Me gusta mucho la ingenuidad y frescura que el relato desprende. Gran imaginación para un tema ya trillado y muy recurrido. Enhorabuena.
ResponderEliminarGracias a todos por vuestros comentarios. A ver si la siguiente semana tengo más tiempo y puedo pasarme a leer vuestros relatos.
ResponderEliminarUn beso y un abrazo.
Hola, ¡Me encantó el relato! :) Yo estaba como mi "tocaya", pensando que el barco tenía algo raro y tenebroso, no entendí de qué iba su magia hasta que Alan nos hizo favor de explicarnos a todos :D ¡Genial relato, un abrazo!
ResponderEliminarMe gustó mucho, lo encontré muy simpático, ligero e inocente, de no haber sido porque se notaba que los protagonistas ya eran un poco más mayores habría evocado el recuerdo de la película The Goonies (no es parecido, pero me acordé de ella)
ResponderEliminarUn abrazo!
Catapzoa
Gracias María. La verdad es que la explicación no me convence, porque me hubiese gustado contarlo con la historia, no en el diálogo. Pero era necesaria debido a la limitación del tamaño.
ResponderEliminarCatapzia gracias, con lo de inocente, no sabía yo que podía recordar a los Goonies jaja.
Un beso y un abrazo.