Ufff cómo me enrollo. Ya paro, pero creo que os hacéis una idea de mi dilema. Ahora mismo no sé qué hacer con la historia, e imagino que la semana siguiente, ya tendré que darle un rumbo. El Acontecimiento Clave está muy próximo y marcará el final, o será sólo el inicio de la novela... Continuaré pensando en ello esta semana y a ver qué sale. Lo mismo ahora os digo que da para una novela, y luego no da para tanto..., pero yo creo que puede alcanzar.
Venga que sí, que empiezo a enrollarme de nuevo, os dejo con el relato y perdón por mis desvaríos jeje. No me ha dado tiempo a revisarlo, entendedme, hoy he trabajado y acabo cansado. Espero que aun así os agrade, y si veis algún fallo gordo decídmelo y lo corregiré.
Podéis leer la primera parte aquí: El regalo de Gálivich
Gálivich,
el troll
Cuando Isabel contó a sus padres la
buena nueva, éstos no pudieron creérselo. Pero allí estaba su hija, mirándoles
fijamente con un brillo espectacular en sus ojos antes apagados, y con una
sonrisa en la cara difícil de describir. Magia, ésa era su explicación, magia
realizada por un vagabundo que vivía bajo un puente. Un vagabundo que no
hablaba su idioma al que le gustaba la música que la chica tocaba.
Tras los abrazos, los besos, y los
lloros de felicidad y euforia, el padre
de Isabel pidió a su hija que le llevase al puente. Quería agradecer
personalmente a aquel vagabundo su buena acción e invitarle a vivir en su casa.
Estaba dispuesto a ayudarle a volver a su país, e incluso a ayudarle a traer su
familia, lo que él prefiriese. Isabel, alegre y llena de energía le llevó hasta
el lugar.
Cuando llegaron, su padre se extrañó de
no ver ninguna estructura con maderas o cajas, o alguna manta, o cualquier otra
cosa que delatase la presencia de un indigente viviendo allí.
—¿Estás segura que es aquí hija?
—Sí, sí. Espera y mira.
Isabel sacó su flauta y comenzó a tocar.
Y entonces se hizo la magia. Una enorme roca que estaba cerca de uno de los pies del
puente, empezó a cambiar su textura. La chica continuó tocando y lo que antes
era una roca, comenzó a moverse. Se irguió y tomó forma de un ser antropormorfo
de anchos hombros y algo desfigurado para ser humano. El primer gesto del padre
fue retroceder y coger a su hija, provocando que ésta dejase de tocar. Pero Gálivich
no se detuvo y continuó su transformación, que no duró en su conjunto más de
medio minuto.
Al ver a aquel ser, a aquel monstruo comeniños
de viejos cuentos, el hombre sintió miedo. Temió por su vida, temió por la vida
de su hija, temió por la vida de Rober, temió por su mujer María, quien se iba
a quedar sola, temió por todos ellos, y se fue. Cogió el brazo de Isabel y tiró
fuerte. La niña de trece años intentó oponer resistencia, ¿pero qué resistencia
podía oponer una pequeña niña ante la fuerza de un adulto lleno de miedo? Poca
o ninguna, y lo más que consiguió la chica, fue perder su flauta en aquel lugar
mientras ella se alejaba arrastrada por el ímpetu de su padre.
Una vez en casa, Isabel se negó a
hablar, se negó a comer, simplemente se encerró en su habitación con la única
compañía de Rober y comenzó a llorar. Su padre le pedía perdón, pero le contaba
que no tuvo más opción. Su amigo, aquel que le había otorgado la capacidad de
ver, era un monstruo que seguramente buscaba comerla a ella y a cuantos
pudiese. Pero Isabel no le creía. ¿Cómo iba a querer comerla alguien de tan
buen corazón? Si hubiese sido así, lo habría hecho la primera vez que la vio,
cuando su única defensa era su fiel perro guía que poco combate le podía dar a
aquella criatura de gran tamaño.
Isabel decidió planificar su reencuentro
con él. Mañana era el primer día de instituto, pero no iría. En su lugar se
escaparía y vería a su amigo, le pediría perdón y se quedaría junto a él. Era
increíble la manera en que habían cambiado sus sentimientos en apenas unas
horas. A primera hora del día estuvo nerviosa por empezar el instituto. Luego,
deseosa de llegar a clase y enseñar a todos que podía ver. Y finalmente,
convencida de no acudir aquel día al instituto, y quién sabe si los siguientes.
No quería faltar a su deber, pero había sido separada de su amigo y no le
gustaba que él pensase que ella no le
apreciaba.
Bueno , perdona si me tomo el atrevimiento de decirte que a mi me gustaria mucho que siguieses desarrollando la historia todo lo que diese de si. Porque me has capturado la atención y curiosidad y estoy atenta y en espera. Me gusta eso que tu dices "enrrollarte", escribes de una forma cercana y reflejas tu forma de pensar y que trato le das a tu escritura, el enfoque.
ResponderEliminarUn abrazo !
Gracias por tu comentario Alejandra. La verdad es que la historia va madurando en mi cabeza y está sufriendo continuos cambios. Tal es así que es muy posible que suba la versión entera "original" (al menos intentando respetar la idea inicial que tenía en mente). Luego subiré por entregas la versión "novelizada", en la que están surgiendo nuevos personajes que no tenía pensados en un comienzo y generando una trama completamente diferente a la inicial. Espero que el resultado quede bien. El tiempo dirá.
ResponderEliminarUn beso.
Antonio V. García.