9 may 2014

Un paladín particular

Otra vez con retraso. Os pido perdón pero ando muy ocupado últimamente. Os traigo el relato de hoy. No estaba muy inspirado, así que pedí sugerencias por mi twitter  y cierta persona me contestó dándome tres elementos que han sido: un helado de limón, un mono y un paladín. Llamadme desconfiado si queréis, pero creo que me estaba vacilando. Aún así, como confío en que no iba con malicia, acepté el reto y me puse a escribir un relato con esos tres elementos (para que vuelva a por más). Una hora más tarde ya tenía terminado el relato y os lo dejo aquí. Nuevamente no he podido revisarlo, así que quizá mañana me meta a echarle un vistazo o algo, porque hoy no va a ser posible.

Por cierto, el nombre del mono se lo he puesto por cierto simio que aparece en un juego sobre piratas. El de su cuidador por el valiente que me ha proporcionado los tres elementos (¡para que luego digan que no soy agradecido!).

¡Ahhhh! Esta semana no hay historia de Gálivich, iba a subir otra parte, pero quería que el relato fuese de una temática diferente, para no dedicarme exclusivamente a ese tema. Ya estoy organizándome para intentar continuarla en condiciones, pero necesito tiempo jeje.

Venga, os dejo ya con el relato que sé que algún que otro lo querrá leer. Espero que os guste.



Un paladín particular

La gente del pueblo pasaba al lado del circo, que acababa de llegar a la ciudad. El espectáculo contaba con animales y éstos podían ser vistos por los transeúntes que se acercasen al descampado donde estaba montada la carpa principal. Unas cuantas caravanas hacían las veces de hogar para los integrantes humanos, el resto habitaba en jaulas.


Jojo miraba al grupo de personas que se congregaba en torno a su residencia. ¿Cuánto tardarían en echarle algo de comer? Estaba expectante a ver qué caía esta vez. Unas veces le lanzaban pan, otras cacahuetes, otras palomitas, le echaban comida del más diverso tipo. Y en alguna ocasión, algún desaprensivo le tiraba piedras desde el exterior de las rejas. Pero por suerte siempre acudía su cuidador Alan y le protegía del agresor. Se acercó un niño, hacia él. Llevaba en la mano un polo de limón. Como él había muchos niños más, algunos con helados, otros sin él, pero aquel chico era especial. Introdujo el helado por entre las rejas y todos se congregaron a ver qué ocurría. Jojo, que era muy confiado con los infantes se acercó y con un rápido movimiento, arrancó el helado de la mano de su dueño. El niño se asustó y se echó a llorar. Algunos se reían mientras sus padres acudían prestos a calmar a su hijo. Pero a Jojo aquello poco le importaba. Se alejó un poco de las rejas, y tranquilamente olió el botín que acababa de obtener. Era un olor interesante, llamativo.  Su mano, pegajosa debido al deshielo olía también como su tesoro. Lamió su mano y le gustó. Acto seguido fue a por el helado, le dio un mordisco y se lo tragó. Se retorció ante el escalofrío que acababa de experimentar. Los niños rieron ante su gesto, incluso la víctima del robo rio. Jojo volvió a darle otro bocado y volvió a sentir aquel escalofrío. Alan acudió a ver qué pasaba y a qué se debía el alboroto de momentos antes. Tras informarse de la situación, le aconsejó al niño que no volviese acercarse a la jaula con comida, ya que Jojo no dudaba a la hora de hacerse con la comida que estuviese a su alcance. Jojo sonrió al ver a su cuidador y se acercó a los barrotes para que éste le prestase atención. Éste le acarició la cabeza y le entregó una pieza de fruta que llevaba en una bandolera que colgaba de su hombro izquierdo.

Cuando se hizo de noche el lugar se quedó vacío. Tan sólo un vigilante del circo permanecía despierto y velaba por la seguridad del recinto. Pero un guarda era poca cosa para los bandidos que acechaban en la oscuridad. Traían con ellos, piedras del tamaño de un puño, y habían seleccionado a su víctima. Había varios animales, pero finalmente resolvieron ir a por Jojo. Les había parecido la víctima más divertida para su macabro juego.

El mono se encontraba durmiendo en el centro de la jaula, cuando un ruido cerca de él le despertó. Cuando quiso reaccionar dos piedras impactaron en su cuerpo. Jojo chilló, y los criminales rieron y lanzaron más piedras. Alarmado por el ruido, el vigilante acudió a ver qué sucedía. Cuando la luz de la linterna asomó, tres jóvenes echaron a correr para alejarse del lugar. Alan dio la voz de alarma y se dispuso a perseguir al grupo. Cuando uno de los chicos se percató de que estaban siendo perseguidos, avisó al resto. Lanzaron tres piedras hacia el asaltante, sólo una logró darle, y lo hizo en un brazo. Sintió el dolor, pero no se detuvo, quería echar el guante a alguno de ellos y hacerles pagar por lo que le habían hecho a Jojo. Al ver que el vigilante les pisaba los talones, se separaron. El guarda fue a por uno de ellos instintivamente, no se detuvo a pensar a quién iba a seguir, simplemente siguió corriendo tras una presa. Y finalmente logró atrapar a uno de aquellos criminales. No tardaron en llegar a su encuentro sus compañeros del circo.

Las sirenas de policía iluminaban el descampado donde se asentaba la carpa principal. Un malherido Alan se sujetaba el brazo mientras daba parte a la policía sobre lo sucedido lo más rápido que podía. El joven que había lanzado piedras ya estaba dentro del vehículo y Alan era invitado a acompañar a los agentes para dar parte en comisaría. El guarda de aquella noche se negó y dijo que primero quería ver cómo se encontraba Jojo. Se acercó a la jaula del mono y vio como otro de los cuidadores ya estaba con él.

—No es nada grave, está bien. En una semana no tendrá ni herida.
—Malditos desgraciados. No les oí venir.
—Al menos lograste a atrapar a uno.
—Sí, pero los golpes de Jojo no los voy a borrar.
—¿Y tu brazo cómo está?
—Me duele, pero estaré bien. Eso sí, te tendrás que ocupar tú del resto hasta que mejore.
—Sin problemas.
—Voy a comisaría que me están esperando. Luego pasaré por el hospital.
—Está bien, cuídate.

Alan montó en el coche del agente que le esperaba. El vehículo arrancó y el particular paladín se dirigió para denunciar a los agresores del pobre Jojo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario