26 may 2014

El funeral

¡Buenas tardes! Hoy os traigo un relato. ¿No os lo esperabais un Lunes, verdad? Pero aquí está. Forma parte del ejercicio del mes de Adictos a la Escritura. Este mes había que escribir algo inverosímil, con un deux ex machina de por medio si podía ser. La idea original que tenía era escribir otra cosa, pero me vino la inspiración y salió esto, así que he respetado a las musas, no sea que luego se enfaden. Sin embargo no estoy seguro de haber respetado muy bien las bases del ejercicio, porque dada su naturaleza era algo complicado de explicar y también de entender, mas yo espero que sí.

Como no sé si voy a escribir algo más para esta semana (confío en que sí, pero ando muy liado estos días), voy a comentar que este Viernes comienza la feria del libro de Madrid (España). Yo voy andar por allí el Sábado por la tarde después del trabajo, si alguien más piensa ir que me avise y nos vemos. Y ya está, eso es todo, así que ahora os dejo el relato. Como siempre, espero que os guste.

El funeral

Se habían congregado en la oscura sala, alrededor ataúd, para dar el último adiós a su ser tan querido. No había muerto de la manera más honrosa, pero aun así le tenían cierta estima. Las nueve personas se maravillaban del buen trabajo del tanapractor, un tipo llamado Ramón a punto de jubilarse. Había logrado que los pelos no continuasen erizados tras la mortal sacudida eléctrica. Elucubraban si había usado gomina, o simplemente agua. El abuelo, calvo como todos sus ancestros, estaba indignado porque decía que le habían puesto una peluca.

—¡Es una peluca! ¡Siempre hemos lucido orgullosos nuestra alopecia! ¡Me prometió que no usaría peluca! ¡Y ahora la lleva pegada!


El anciano tiraba del pelo con rabia, pero no conseguía arrancar la tediosa peluca, seguramente porque no llevaba ninguna. Lo único que conseguía era hacerse con algún que otro cabello que tiraba al suelo para continuar con su labor. La madre del difunto aprovechaba el buffet del funeral para saltarse la dieta que se había autoimpuesto por motivos de imagen. Los niños animaban al anciano, y su viuda mujer se lamentaba de haber colocado el microondas en el cuarto de baño. Aquella maldita noche había perdido un marido, un microondas y una pizza sabor barbacoa. Eso sin contar con la bañera, iba a tener que cambiarla si quería vender la casa en un futuro. Sabía que a la gente no le gustaba asearse donde había muerto otra persona. Aquello iba a ser un gasto superfluo más que añadir a la ocasión.

Sin duda alguna todos estaban cavilando en sus menesteres mientras despedían a su ser querido. Entonces, una corriente de aire abrió la puerta y la luz del Sol iluminó directamente el ataúd.

—¡Cerrad la puerta, que luego huele! –se quejó el padre–.

Un niño fue a cerrarla, pero se detuvo cuando escuchó un suspiro contenido. ¡El muerto se acababa de levantar! El abuelo dejó de tirar de su cabello, la madre dejó caer el canapé de paté, y su mujer se alegró de no tener que cambiar la bañera.

—¡Un zombi! –gritó el niño que se había levantado a cerrar la puerta antes de salir corriendo hacia la calle–.

El ya no cadáver estiró sus miembros para librarse del entumecimiento. Luego se dirigió a la mesa y se sirvió un refresco mientras el resto le miraba con sorpresa. Él sonreía mientras se dirigía al exterior a que le diese un poco el aire. Una mujer se desmayó cuando pasó a su lado, y un hombre también, pero lo justificó luego como un bajón de azúcar.

—¡Qué día más bonito! –expresó al ver el cielo azul y las blancas nubes–.

Los rayos del sol iluminaron su rostro pálido que empezaba a recobrar el color. Las personas que no habían perdido el conocimiento se acercaron a él para abrazarlo, pero entonces cayó al suelo. Un pájaro había ido directo a estrellarse contra él, con el sorpresivo resultado de que el ave murió. Pero no fue el único, pues el chico no volvió a abrir los ojos por más que intentaron reanimarle en el sitio.

—Habrá que celebrar otro funeral –apuntó el padre–.
—No, metedle en el ataúd, que hubiese tenido más cuidado. No voy a rellenar papeles diciendo que ha resucitado para luego poner que se ha vuelto a morir. ¡Me niego! –se plantó la viuda–.

Entre tres hombres lograron colocar al dos veces difunto en el féretro. Se hizo un gran silencio, que sólo fue roto por el abuelo.


—Era un buen chico. ¡Ni muerto se puso peluca!

9 comentarios:

  1. Me ha recordado vagamente la película "Una muerte en un funeral" :)

    Los pequeños rituales individuales de los dolientes siempre me resultan un poco curiosos.

    Abrazos!

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  2. Muy bueno el ritual de la peluca. Lo describes bien. En el blog de Laura busca los dialogos y mira como usar los guiones. A mi ya me lo dijeron. Un abrazo.

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  3. Sorprendete, pero muy bien descrito. El protagonismo de la peluca le da un aire grotesco y gracioso a la vez. Me gusta. :)

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  4. Mega gracioso, me encantó. Sobre todo la madre rompiendo la dieta y la frivolidad de la viuda. Sumamente hilarante.

    Besito

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  5. ¡Hola Antonio! Como siempre, tu relato es genial, muy divertido a pesar de la situación, yo no puedo creer que haya resucitado y se haya muerto otra vez al chocar con el pájaro, me quede así: O_o ¡GENIAL GENIAL relato! ¡Un abrazo!

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  6. Antonio: Muy chusco tu relato con toques bastante ingeniosos (siempre he pensado que los enchufes cercanos a la bañera son muy provocativos).
    Saludos: Doña Ku

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  7. Un relato curioso y humorístico, que se lee de un tirón, con una sensación de sorpresa y diversión a partes iguales. Pobre doble muerto, ¿Ramón volvería a arreglarlo sin cobrar un extra? Un placer leerte, saludos.

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  8. Voy a responder con cierto retraso jeje.
    Taty, cuando te leí pensé que era algo similar y que parecía una copia, pero busqué la película y afortunadamente no es así (es que a veces me ha pasado de escribir cosas similares a otras, y no las conocía de antemano).

    Durán, sé que mis guiones son poco convencionales, como mi manía de escribir los días de la semana en mayúscula o los día de los meses, son manías con las que batallo e intento sobrellevar. Sé que no son la forma correcta y aún así lo hago porque es como entiendo que debo hacerlo. Aún así agradezco tu consejo y para las cosas "más serias" procuro seguir mejor las reglas. Si tienes más consejos los aceptaré gratamente.

    Gracias Cloe, la verdad que lo de la peluca surgió según escribía y al final adquirió cierta relevancia jeje.

    Meli, gracias, lo de la dieta fue también que surgió mientras escribía, la frivolidad de la viuda sí que la tenía pensada con anterioridad.

    María gracias, tus comentarios siempre me levantan el ánimo. El pájaro es mi particular Deux ex machina (no pongo cursiva que no la encuentro). La verdad es que en un inicio iba a echar a volar (el muerto, no el pájaro) y luego se iba a chocar, cayendo al suelo y muriéndose nuevamente, pero lo vi ya demasiado enrevesado y lo terminé con lo del pájaro que al fin y al cabo, el relato se dejaba jaja.

    Dora, gracias por tu comentario y sí, los enchufes son muy tentativos y la gente tiene ideas muy raras.

    Bess, gracias. La verdad no sé que hará Ramón, quizá si alguna vez toca continuar el relato se solvente la duda. Una cosa que sí que tengo clara, es que la reviuda no tiene mucha pinta de querer pagar más jaja.

    Creo que no me dejo a nadie por responder. Lamento el retraso. En cuanto pueda prometo que me pasaré a leer los vuestros (ya he leído algunos y creo que comentado algún que otro). Tengo mucho retraso acumulado la verdad.

    Un beso, un abrazo y gracias nuevamente a todos/as.

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  9. Un relato muy entretenido. Las situaciones fuera de lo común hacen que encaje muy bien con el tema del proyecto del mes y hacen que la lectura interese para seguir leyendo a ver qué más puede pasar. Por cierto, si hay que ponerle un género sería "humor negro" no? Me ha sorprendido mucho este relato.

    Un saludo!!

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