Este poema está dedicado a todos aquellos que se han enamorado en silencio.
Ya ves
Ya ves, qué tonto fui,
por temor a perderte, callé.
Y ahora te veo de otro enamorada,
de otro que yo no seré.
Ya ves, qué tonto fui,
no supe decirte lo que sentía.
Y ahora tu amor no tendré,
ni ahora ni ningún otro día.
Ya ves, qué tonto fui,
no me creí lo suficiente para ti.
Y ahora, yo, que tanto te quería,
no podré sonreír.
Ya ves, qué tonto fui,
quisiera echarme a llorar.
Y ahora que estos versos escribí,
sé que de poco servirán.
Ya ves, qué tonto fui,
No sé siquiera porqué los recito.
Y ahora me dirás
que no puedo estar contigo.
Ya ves, qué tonto fui,
no sé si alguna vez aprenderé,
no sé si volverá a mí la sonrisa,
no sé si cuando lo haga será baladí.
Porque ahora que te he dejado marchar,
mi esperanza ha perdido todo abrigo.
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