Es la hora del microrrelato de esta semana. Al igual que el de ayer también está basado en un nanorrelato de la semana pasada. Esta vez, no hay toques fantásticos, sólo realidad y sentimientos. Espero que os guste.
Todos los días el chico acudía a echar pan a los pájaros del
parque, ése era el homenaje póstumo a su abuelo. La gente le miraba al pasar,
los más pequeños con curiosidad, los adultos sentían lástima de él. La mayoría,
al verle pensaban que un chico de dieciséis años debería estar haciendo cualquier
otra cosa que alimentar a los pájaros. Ningún hombre ni ninguna mujer le
preguntó nunca el porqué de lo que hacía. Pero los niños sí lo hicieron y alguno quiso ayudarle en su labor.
*-* ¡Como siempre Antonio, te ha quedado magistral!
ResponderEliminarGracias María. Espero poder leerme tu relato dentro de poco y dejarte algún comentario también.
ResponderEliminarUn beso.