¡Un kender en la
invocación!
Las
velas encendidas en cada una de las puntas del pentagrama eran la única fuente
de luz en aquella oscura habitación. En cada punta, se encontraba un individuo
imbuido en una túnica oscura. Uno de ellos, el líder del grupo, tenía a su lado
una cabra. Estaba cuidadosamente atada con un trozo de cuerda que sujetaba en
una mano, mientras en la otra tenía asido un largo, y aparentemente afilado
cuchillo.
–¿Estáis
preparados? –preguntó el poseedor del cuchillo.
–Sí.
Respondieron
tres de los presentes, quedando uno dubitativo y en silencio.
–¿Estás
preparado o no? Si eres de mente débil, el demonio poseerá tu espíritu –le
informó el líder del grupo.
–¿Estáis
seguros de lo que vamos a hacer?
–Sí.
Ya sabes que cuando realicemos el sacrificio, Él nos concederá nuestros deseos.
–Lo
sé, lo sé.
–Entonces,
¿te quedas? Pero tienes que estar seguro.
–Sí,
me quedo.
–Pues
ha llegado el gran momento. Voy a proceder con la invocación.
El
líder acercó el cuchillo al cuello de la cabra. Iba a comenzar a recitar el
conjuro cuando escuchó que alguien llamaba a la puerta.
–Mamá,
¡déjanos ahora tranquilos! –gritó el jefe del grupo desde el interior del
sótano.
La
puerta se abrió y por ella entró un ser menudo. Era de figura delgada y de cara
infantil. Sus ojos castaños rezumaban vida y alegría.
–Uyyy
que oscuro está esto… ¿No tenéis una antorcha o algo mejor que esas velas?
–¿Quién
eres tú? ¿Quién te ha dejado entrar aquí? ¡Éste no es sitio para niños! –bufó el
líder.
–¡No
soy un niño! ¡Soy Tasslehoff Burrfoot! Un kender de Krynn. ¿Dónde estamos?
Raistlin me dijo que si no me callaba me iba a mandar lejos, y que más valiese
que fuese educado allá donde fuera. ¿Acaso no he sido educado? ¡He llamado a la
puerta! Y llego y está todo a oscuras, y tú me gritas... ¿Por qué lleváis
túnicas? ¿Sois seguidores de la luna negra Nuitari? Raistlin es un hechicero
también, ¿le conocéis? Es amigo mío y creo que es muy conocido entre los hechiceros…
El
pequeño ser, que apenas superaba el metro de altura, se acercó a los allí
presentes mientras éstos le miraban estupefactos por la situación.
–¡Ohhh
una cabra! ¿Puedo acariciarla?
Hizo
la pregunta sin esperar ningún tipo de respuesta, pues ya estaba acariciándola
cuando formuló la petición. Continuó moviéndose, y al separarse de la cabra y pasar
al lado del líder, consiguió quitarle el cuchillo que tenía en la mano sin que
éste se diese cuenta. Aquella era una habilidad innata de los kenders. Estaban tan
acostumbrados a tomar cualquier cosa que pudiese caberles en los bolsillos, que
muchas a veces lo hacían sin darse cuenta. Quizá ésta había sido una de esas
ocasiones, o quizá lo había hecho intencionadamente, sea como fuere, el
cuchillo, pese a su tamaño, acabó en uno de sus bolsillos.
–¿Y
qué hacéis aquí? ¡Ohhh, una estrella pintada en el suelo! ¿Vais a hacer algún
tipo de hechizo? ¿Puedo verlo? Raistlin también estaba haciendo magia, pero no
quería enseñármela. Ese chico… Su hermano Caramon es más amable. ¿Le conocéis?
También es amigo mío. Hemos viajado juntos muchas veces. ¿Sabéis cómo nos
llamaron?
El
kender no pudo continuar hablando ya que se desvaneció de repente. Los cinco se
quedaron quietos en sus posiciones, contemplando el lugar donde hace unos
segundos la peculiar criatura había interrumpido su ritual.
–¿Qué
ha pasado? –preguntó el dubitativo de los cinco.
–No
lo sé, ¿le conocíais alguno?
Todos
negaron con la cabeza.
–Voy
a preguntar a mi madre.
El
jefe del grupo cruzó la puerta por la que había aparecido el kender y subió las
escaleras. Preguntó a su madre si había dejado entrar a alguien en casa, y ella
le comunicó que sólo sus amigos habían entrado. El líder volvió a bajar al
sótano con la intención de proseguir con su ritual. Pero se dio cuenta de que
algo le faltaba.
–¿Y
el cuchillo?
–¿No
te lo has dejado arriba?
–No.
lo tenía en la mano. Iba a realizar el sacrificio de sangre cuando ha aparecido
él. Lo tenía cogido hasta que… ¡Se lo ha llevado!
–Quizá
esto sea una señal para que no invoquemos al demonio.
Todos
estuvieron de acuerdo con la opinión de su compañero y decidieron parar aquel
ritual y no volver a invocar nunca más a ningún otro ser. La cabra fue devuelta
a la granja de donde fue robada, donde vivió una vida próspera y feliz hasta el
fin de sus días.
Como siempre, espero que os haya gustado y ya sabéis que podéis comentar lo que queráis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario