Un joven muchacho se colgó en la rama del árbol porque había visto a su amada besar a otro hombre. La rama, que no estaba acostumbrada a cargar tanto peso, se quebró. El chico se incorporó a tiempo para ver cómo el tronco del árbol se abría en dos y de allí salía una hermosa mujer.
–¿Quién eres? –le preguntó el joven a la bellísima criatura que contemplaba.
–Soy una dríade. ¿Dime qué es lo que te aflige?
–Mi amada no me ama.
–¿Y ése es motivo para destrozar mi morada?
La dríade se alejó enfadada del lugar.
–¡Humanos! –exclamó.
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